El primero es que no se pueden achacar los hechos a la tutela del PCE sobre IU en Extremadura. Entre nosotros hay varios partidos, por ejemplo, el llamado Bloque de Izquierda, que tiene al menos dos miembros en la Presidencia de la organización y un buen número de delegados en el Consejo Político Regional, el órgano que ha tomado la decisión que comentamos. Me consta que tanto entre los miembros de ese partido, como entre los del PCE ha habido división de opiniones, algunos han votado la abstención y otros no. Justamente por un problema político que venimos arrastrando desde hace cuatro años, una parte importante del PCE se encuentra fuera de IU y sus votos no han computado para la consulta que se ha realizado a las bases.
En segundo lugar, se nos ha acusado de actuar con las vísceras, es decir, por resentimiento contra el PSOE o por un deseo de venganza por los agravios recibidos. Pero, en realidad, tal vez la especificidad extremeña no sea bien entendida fuera de nuestra región. Quizás entre los compañeros puede haber algunos con ansias de venganza, pero lo que de verdad abunda es la indignación, por cierto una palabra de moda. Esa indignación proviene de la tremenda adulteración que se hizo del PSOE en los años de la transición, cuando González se hizo con el poder de ese partido (Suresnes, etc.) Entre esos indignados he conocido algunos antiguos militantes del antiguo PSOE, que se tuvieron que marchar de su partido, porque se veían venir lo que ha venido.
Tercero. Con el argumento de parar a la derecha se entiende que esa derecha es el PP; pero para nosotros el PSOE es tan de derechas como el PP, no sólo por su política económica, sino también por la cultura caciquil y clientelar que ha mantenido en nuestra tierra y en nuestros pueblos.
Cuarto. Se ha utilizado el argumento de la memoria histórica para justificar la obligación de votar a favor del PSOE. Pero resulta que entre los hijos y nietos de los responsables de las matanzas franquistas cuentan algunos altos cargos del PSOE; al menos aquí en Extremadura. En eso no hay tanta diferencia entre el PSOE y el PP, como los medios de comunicación, la falsimedia, y algunos historiadores que explican la historia a medias nos podrían hacer creer. Me ahorro los ejemplos, pero puedo asegurar que en nuestro Consejo Político se han contado algunos, pues hemos tenido en cuenta ese factor y lo hemos valorado.
Por eso, cuando Cayo Lara ha intervenido para afirmar que estábamos dejando gobernar a los fascistas, ha habido compañeros que han protestado, porque tienen familiares que murieron en la masacre de la plaza de Badajoz, causada por las tropas franquistas. No se puede utilizar un argumento que toca tan de cerca la sensibilidad de la gente, sin una razón muy precisa y muy seria. Nosotros pensamos que elegir a Fernández Vara como presidente de la Junta no es una razón para nombrar a nuestros muertos, entre otras cosas porque eso es lo que han hecho los demagogos 'socialistas' a lo largo de los últimos años.
Quinto. Se da la casualidad que esta decisión ha sido tomada de forma democrática, después de una consulta a las bases, donde los militantes se han pronunciado a favor de la abstención, en un grado mucho mayor que en el Consejo Político Regional, el cual se encontraba bajo la presión de la organización federal. Y nuestros militantes no son paranoicos vengativos, sino gente honesta y trabajadora, en contacto con el sentir de la población, que han sido receptivos con los deseos y las esperanzas de los pueblos extremeños y han votado después de haber escuchado atentamente todas las opiniones y haberse formado un juicio de la situación.
En un momento en que la ciudadanía pide ¡Democracia Real Ya!, IU de Extremadura la ha practicado en su propia organización. Sabemos perfectamente el peligro que representa para Extremadura que el Partido Popular se estabilice en el gobierno. Pero que nadie se piense que esa responsabilidad cae sobre nosotros. No rechazamos gobernar con el PSOE, pero preferimos hacerlo desde la oposición, apoyándonos en la movilización de los ciudadanos y de los trabajadores, y no desde los despachos del Estado corrompido que nos gobierna.
Miguel Manzanera